Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infertilidad se define como la incapacidad de una pareja sexualmente activa que no emplea métodos anticonceptivos de lograr un embarazo durante el transcurso de un año. Aún así entre un 10-15% de las parejas no lo consiguen después de este tiempo (Figura 1).
Figura 1: Tasas de embarazo en ciclo natural con relaciones sexuales sin anticoncepción. (Sociedad Española de Fertilidad)
Aunque diferentes estudios muestran un incremento de la infertilidad en las últimas décadas, actualmente se estima que en países desarrollados aproximadamente el 15% de las parejas van a consultar por infertilidad. En este sentido, la pareja debe saber que la infertilidad afecta tanto a hombres como mujeres a partes iguales (Figura 2).
Figura 2. Un factor masculino está presente en el 50% de los casos de infertilidad. (OMS, 2010)
Algunas de las causas principales que causan infertilidad masculina son las anomalías genitourinarias congénitas o adquiridas, infecciones de las vías genitourinarias, aumento de la temperatura escrotal, trastornos endocrinos, anomalías genéticas y factores inmunitarios.
Sin embargo, en muchos casos no se consigue identificar ningún factor asociado a infertilidad masculina (infertilidad idiopática). En estos casos, sin embargo, el seminograma revela una disminución del número de espermatozoides (oligozoospermia), una reducción de la movilidad (astenozoospermia) y alteraciones en la morfología espermática (teratozoospermia).
Los principales factores pronósticos de la infertilidad masculina son la duración de la infertilidad, si la infertilidad es primaria o secundaria, resultados del seminograma, posibles alteraciones genéticas como la presencia de espermatozoides aneuploides (FISH alterada), la fragmentación del ADN, y otros factores como la edad, el estrés, estilo de vida, etc.
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Inseminación intra-uterina (IIU)
Este método de tratamiento consiste en recoger una muestra de semen en el laboratorio en la cual se realizará una selección de los espermatozoides con una mejor movilidad. Al contrario que con otras técnicas, la mujer solo recibe un tratamiento para controlar la ovulación, y no es estimulada para la producción de más ovocitos. Después de la preparación de la muestra de semen al laboratorio, esta se depositará en el útero femenino, lo más cerca del ovocito, esperando una fecundación natural.
Las tasas de embarazo por inseminación están alrededor del 13%.
Fecundación in vitro (FIV)
Consiste en realizar la fecundación en el laboratorio. Por una parte, se realiza un tratamiento hormonal a la mujer para estimular la ovulación de varios ovocitos. Este tratamiento varía ligeramente según centros. Los ovocitos se extraen del ovario y se maduran al laboratorio. Por otra parte, se obtiene una muestra de semen de la pareja en la que será mejorada la movilidad espermática. Finalmente, se juntan los ovocitos y espermatozoides en el laboratorio, dejando que tenga lugar la fecundación. Los embriones obtenidos se mantienen en cultivo en una incubadora hasta el día de la transferencia, cuando se transfieren al útero femenino.
Las tasas de embarazo por transferencia de embriones procedentes de fecundación in vitro se sitúan alrededor del 35% segun la Sociedad Española de Fertilidad, dependiendo de diferentes factores.
Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI)
Al igual que la fecundación in vitro, consiste en realizar la fecundación al laboratorio. El tratamiento hormonal femenino y la preparación de la muestra de semen es similar al que se realiza por FIV. Una vez obtenidos los ovocitos y la muestra de semen, la fecundación se realiza inyectando un espermatozoide (seleccionado por morfología y movilidad) en el citoplasma del ovocito. Los embriones obtenidos se mantienen en cultivo en el laboratorio hasta transferirse al útero femenino.
Las tasas de embarazo por transferencia de embriones procedentes de fecundación in vitro se sitúan alrededor del 40% según la Sociedad Española de Fertilidad, dependiendo de diferentes factores.
Ovocitos y semen de donante
En las técnicas explicadas anteriormente se pueden utilizar ovocitos y semen propios o también de donantes anónimos, según las necesidades de cada pareja. Además, también existen bancos de embriones para programas de donación. Las tasas de éxito mejoran con la utilización de ovocitos o semen de donantes.
Diagnóstico genético preimplantacional (DGP)
Este tipo de diagnóstico consiste en valorar la información genética del embrión mediante la extracción de una de sus células. Este procedimiento puede causar un daño en el embrión y comprometer, en algunos casos, su evolución. El DGP es útil para la selección de embriones no portadores de alteraciones genéticas en caso de problemas genéticos de los progenitores.
Muchas son las parejas que, delante de un posible escenario de infertilidad, se plantean intentar mejorar su fertilidad de forma previa a un tratamiento de reproducción asistida. Si bién es posible y existen diferentes productos y técnicas, en muchos casos la mejora no es suficiente para revertir el estado de infertilidad.
En cuanto a obtener una mejora de la calidad seminal, en el mercado están disponibles una gran variedad de complementos vitamínicos antioxidantes, algunos con efectividad científicamente probada y otros no, que pueden ayudar a mejorar tanto la movilidad y concentración espermáticas como la fragmentación del ADN. Además, en algunos pacientes se ha probado que la eyaculación repetida sin período de abstinencia puede mejorar la calidad del ADN espermático. Aún así, es necesario valorar en cada caso los diferentes métodos para mejorar la fertilidad y la mejora obtenida.